martes, 15 de enero de 2013

Mi álbum ya está terminado, es "la pura verdad"


Después de un año de Máster de i con i, ya puedo decir que tengo mi primer álbum ilustrado terminado. 
Este último mes, todo este trabajo se ha visto recompensado con creces.

Una vez terminado, decidí testearlo con mis alumnos y ver sus reacciones, pues ellos son sinceros, es la pura verdad. Y no os voy a engañar, el día antes estuve más nerviosa que para la presentación final del Máster.

La clase empezaba como cualquier día pero... Hoy toca cuento ¡Bien! ¿Cómo se llama? Ese yo no lo conozco… Lo más importante era no desvelar que lo había hecho yo, pues en alumnos de 6 años, es como comprarles. Así que empecé a leer:

¡LA PURA VERDAD!
Todas las especies que aparecen en el libro no han sufrido ninguna alteración producida por la imaginación. 100% reales...

El silencio fue sepulcral, es cierto que con otros cuentos también había conseguido ese efecto, pero esta vez era mi cuento y los pelillos se me estaban poniendo de punta. Cada vez que salía un animal nuevo se morían de ganas de saber sus características y de que leyera la tarjeta.

- ¿Pero son de verdad? - preguntó uno niño.
- ¡Ella dijo que era la pura verdad! - contestó otro.

Ellos no se daban cuenta de lo que yo estaba sintiendo al ver que lo entendían y se entusiasmaban con los detalles que yo había dejado escondidos.

- ¡¡JAJAJAJA!! ¡¡Me encanta el súper poder de Cloe!!

Cuando vieron las guardas finales me pidieron que repasáramos los animales que habían salido y leyéramos sus nombres científicos, lo cual fue unas risas para todos pues ni yo era capaz de leer: Paedophryne Amauensis o Pharomachrus Mocinno; llegamos a la conclusión de que menos mal que existe el nombre vulgar.

Como soy la profe de pintura de diferentes clases, leí el libro en varias y funciono muy bien. Los de 6 años entendían todo y los de 4 disfrutaban más de los animales que de lo que en realidad estaba ocurriendo, aunque sentían gran empatía con el protagonista y los animales enjaulados.

En una de las clases ocurrió algo sorprendente. Los de 1º E.S.O. tuvieron que pasar por mi clase para llegar a la suya por un problema de logística. Al ver que llegaban pronto, me pidieron esperar mientras escuchaban el cuento que estaba a punto de empezar. Yo aluciné y dudé si dejarles, pues estoy acostumbra a mis alumnos de 4 y 6 años y los de 12, en ocasiones, son muy gamberros y sólo quieren llamar la atención. Así, que con cara amenazadora y muy seria les dije: SI OS QUEDÁIS ES PARA ESCUCHAR. CUALQUIER TONTERÍA, OS LARGÁIS. No sé si fue la amenaza o bien, les gustó. Tanto los alumnos de 4 como los de 12 años, estuvieron escuchando y participando. Al terminar, los mayores se pusieron de pie para irse a su clase mientras decían: ¡Joe, como mola! ¡Yo quiero un axolote! ¿Y el pulpo dumbo qué? Ese molaba mucho... ¡Ciao Elisa! Fue genial poder ver también la reacción de los mayores.

Durante todo el día fue como estar en una nube, sin pensar que al día siguiente habría más: pues hubo una clase que me pidió que lo volviera a leer mientras merendaban y un alumno me dijo que su padre le había prometido que se lo iba a regalar, y ya terminé de alucinar cuando después de navidades la mayoría recordaba el cuento y su título.

Aunque luego lo he enseñado a mis alrededores y ha gustado mucho (ellos si sabían que era mío), para la reacción de mis alumnos no tengo palabras; ha hecho que el año de máster haya merecido (aún más) la pena, esa sí es la pura verdad.